Flor Garduño (21 de marzo de 1957, México D. F.)
En 1976 ingresó a la Academia de San Carlos para estudiar artes visuales. Se inscribió entonces en un taller de fotografía con la artista húngara Kati Horna, refugiada en México tras haber participado en la Guerra Civil española, un personaje que la atraía mucho. «Con ella se hablaba poco de fotografía y mucho de la vida», precisa Flor Garduño. En ese entonces trabaja también como asistente de laboratorio para Manuel Álvarez Bravo. «Estar con él me dio un interés por todas las artes, la literatura, la música clásica y el rock, Pink Floyd y Beethoven». Bajo el influjo de este apasionado maestro, asumió plenamente lo que quería hacer y decidió ser fotógrafa.
Trabajo después en la Secretaría de Educación Pública, bajo la dirección de la fotógrafa Mariana Yampolsky, visitando las zonas rurales remotas con el fin de encontrar temas adecuados para los libros escolares. Esta experiencia le dio Flor la oportunidad de conocer su país y la vida de los pueblos indígenas. Así, encontró su propio estilo. Un ejemplo es la fotografía El Agua. Esta imagen muestra una inquietante mujer que emergen de un contexto de caída de agua y follaje oscuro. Esta visión arquetípica no es sólo una descripción, pero incorpora una en la magia de los sueños.
A partir de los 90 la fotógrafa da un vuelco en su trabajo y comienza a explorar un universo más íntimo, sensual y lúdico, con una preferencia por el desnudo femenino. Un ramo de lirios de agua que cubren el cuerpo desnudo de una mujer, el pecho de otra con una paloma blanca en los brazos, una figura femenina recostada al lado de unas iguanas son algunas de las imágenes de la serie titulada Mujeres fantásticas. Otros trabajos suyos son: Magia del juego eterno, Witnesses of Time, Bestiarium y Silent Natures.
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Agaves
Canasta de Luz
Vírgen
Pecado original
Three in a row
Pez de Abril
Caballito en la nieve
